testimonios

Beatriz Álamos, 49 años, Lucena (Córdoba)

Hola a tod@s, mi nombre es Beatriz Álamos, soy de un pueblo de Córdoba y tengo 49 años. Tal y como me pide AESCOV, voy a intentar resumir brevemente mi testimonio por si sirve de ayuda a alguien que esté pasando lo mismo que yo.

Desde el año 2014 aproximadamente comencé a tener numerosas infecciones recurrentes tanto de candidiasis vaginal como de cistitis. Aunque, si ahora lo pienso, creo que desde hace 20 años cuando me quedé embarazada de mi primera hija ya comenzaron mis problemas de salud.

Al primer diagnóstico al que llegué fue a la Neuralgia o neuropatía del Nervio Pudendo, que supone un dolor a nivel pélvico y vaginal constante y crónico, es decir, todos los días tengo molestias, ardor, escozor, dolor, malestar en la zona vaginal. Me costó muchísimo trabajo mental aceptar y poder paliar por mí misma los síntomas de esta patología que es muy incapacitante.

Después de este diagnóstico, realicé muchísimos tratamientos sobre todo en unidades del dolor privadas porque en la Seguridad Social nunca llegaron ni a entenderme, ni a creerme, ni siquiera a tratar de investigar un poco sobre esta dolencia.

Después de un largo peregrinaje por todo tipo de especialistas y probar todo tipo de terapias alternativas que no voy a explicar por no extenderme mucho, en el año 2020 de casualidad y gracias a una amiga realicé, también de forma privada, una consulta con un angiólogo vascular. En dicha consulta sorprendente y afortunadamente (porque cuando se está enfermo lo sabes y quieres poder nombre a lo que te pasa) salí con dos patologías raras al día de hoy: el Síndrome de May-Thurner y la Congestión Pélvica. Según mi médico la solución podría ser la intervención quirúrgica y ponerme un stent en la vena ilíaca izquierda puesto que había una gran compresión de la misma y podría estar comprometiendo al nervio pudendo. Así que me puse en sus manos y en diciembre de 2020 me operé y efectivamente se confirmó el diagnóstico, se me colocó el stent en la iliaca izquierda; se embolizó un gran varicocele con varios coils y me quitaron numerosas varices pélvicas.

Lejos de mejorar, a los tres o cuatro meses comencé con problemas digestivos, diarreas, estreñimiento, dolor de estómago profundo, malas digestiones y un largo etc... Ante esto me diagnosticaron intolerancias a todo, SIBO, cándida intestinal, helicobácter pílory. Realicé todos los tratamientos para la erradicación de estas patologías, pero seguía igual o peor hasta el punto de llegar a perder 20 kilos en menos de un año. Literalmente no podía comer de nada, mi peso en julio de 2022 era de 39 kilos.

Cuando volví a una de las revisiones con mi cirujano vascular se confirmó la existencia de otro síndrome de compresión vascular: el ligamento arcuato medio, que supone la compresión del tronco celíaco, el cual debía ser liberado para poder al menos comer y engordar.

En mayo de 2023 me operé y también se confirmó la compresión y se procedió a la liberación del ligamento, fibrosis y nervios.

Hace casi un año de esta última intervención y mi calidad de vida y mi salud en general no han obtenido grandes cambios. Sigo sin poder comer de todo, tengo una dieta muy limitada y sigo con dolor de estómago muy a menudo, así como con periodos de estreñimiento y diarreas. Estoy de baja porque es imposible trabajar con estas patologías, la tensión la tengo normalmente muy muy baja y estoy bastante medicada y a la espera de confirmar más diagnósticos que puedan tener relación con todo esto, porque ahora sí entiendo que todo pueda tener relación. El día a día con estas patologías es una constante montaña rusa, no sabes cómo te vas a levantar ni siquiera cómo vas a acabar el día, esta incertidumbre es horrorosa. Por supuesto, al menos yo, reconozco y recomiendo la ayuda psicológica porque debemos cuidar mucho nuestra salud mental.

Así pues, si con mi testimonio te sientes indentificad@ ya me considero afortunada de poder ayudarte y por supuesto no dudes en buscar un buen angiólogo vascular y apoyarte en esta asociación AESCOV, creada por un grupo de mujeres maravillosas que están dando la máxima difusión a estas enfermedades que no por ser raras, invisibles y minoritarias son menos importantes. Quiero dejar bien claro también que no se nos juzgue por nuestro aspecto porque cada persona llevamos la enfermedad como podemos.

Gracias por leerme y aquí seguiré al pie del cañón.

Dejo mi foto con 39 kilos.